BUENOS AIRES (Télam) – En respuesta al procesamiento judicial por las escuchas ilegales a miembros de la oposición, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, ofreció una conferencia de prensa en la que deslindó toda responsabilidad en el caso.
El Jefe de Gabinete abrió la reunión con los periodistas mostrando su predisposición a responder todas las preguntas, y afirmando “Soy todo oídos”. El primer descargo del funcionario fue que “Para ser Franco, el tema de las escuchas lo empezó mi papá”. Esta práctica paterna, según su declaración, se remontaba a muchos años atrás. “Es triste admitirlo, pero nunca fuimos muy comunicativos en mi familia. Además, mi papá pasaba mucho tiempo fuera de casa, como él solía decir, ‘Jugando al Monopoly, pero de verdad’”. Según Macri, en esa época se iniciaron las escuchas de su padre. “Entonces papá, como haría cualquier padre preocupado por sus hijos, instaló micrófonos ocultos en nuestras habitaciones para saber en qué andábamos, sin necesidad de charlas incómodas y sin siquiera tener que estar en casa”.
El Jefe de Gabinete prosiguió su relato diciendo que “La experiencia fue tan positiva que, para la siguiente Navidad, papá nos regaló micrófonos a todos. De esa forma empezamos a escucharnos ilegalmente unos a otros, lo cual nos unió mucho como familia”. Macri ponderó la actitud de su padre. “Por ejemplo, cuando entré en la pubertad, nunca tuve con papá una charla sobre sexo. Sin embargo, una mañana en que mamá se había ido a su curso de ikebana, escuché a papá a través de mi micrófono oculto en su habitación mientras decía ‘¡Dejá ese plumero y vení para acá!’”.
El Jefe de Gobierno reconoció sin embargo que, más adelante, las escuchas afectaron negativamente la relación con su padre. “Hace un tiempo capté una conversación de papá donde decía ‘No voy a permitir que un parásito en mi familia se quede con el imperio que tanto me costó construir’. Inmediatamente fui a increparlo y a decirle que no podía creer que pensara eso de mí”. Claramente conmovido por el recuerdo de ese diálogo con su padre, Macri aclaró que “Ahí papá me dijo que, al menos en esa conversación en particular, se estaba refiriendo al esposo de mi hermana”. Macri admite haber aprendido ese día una importante lección. “Mi consejo es que todos hagan las escuchas ilegales que quieran, pero procuren captar las conversaciones completas para no sacar conclusiones fuera de contexto”.
Sobre sus propias escuchas a miembros de la oposición, Macri sostuvo que nunca buscó hacer espionaje político. “La primera escucha fue a un diputado peronista. Prefiero no dar su nombre porque, como verán, su conducta fue más que reprochable. Este señor pasó un mediodía por el bloque del PRO y comentó entusiasmado que había comido en una pizzería buenísima y a muy buen precio. Nuestros congresistas le pidieron el nombre y la dirección, porque en el PRO nos encanta comer pizza. Pero el supuestamente honorable congresista se negó a revelar esos datos, alegando que, si se corre la voz, la pizzería se iba a llenar y que iba a subir el precio de la napolitana, su favorita”. El tono de Macri se endureció. “En ese momento pensé: ‘Ah, bueno, si querés jugar duro, vamos a jugar duro’. Y le planté un micrófono, hasta que en una charla de celular con un amigo se le filtró el nombre de la pizzería”.
Macri se mostró dolido por la reacción pública tras la difusión de sus escuchas ilegales, y sentenció que “todos se quejan de que los Kirchner son cerrados y no escuchan a nadie, pero cuando yo trato de hacer lo contrario, se me tiran a la yugular”. Macri también tuvo palabras sobre la actuación de los jueces. “Es demasiado sugestivo que cada vez que hago algo ilegal, la justicia me quiere iniciar una causa”, expresó con sorna y levantando y bajando repetidamente sus cejas. Tras lo cual agregó: “¿Es que los jueces no tienen nada que hacer?¿No deberían acaso estar ocupándose de los baches, las inundaciones y el caos del tránsito?”
El Jefe de Gobierno cerró su exposición ante la prensa desestimando las críticas a su gestión. “Es muy difícil gobernar en estas condiciones. Mi experiencia de gestión viene de trabajar en Boca Juniors. Pero la Constitución porteña me prohíbe tener 11 ministros y cambiar el título de Rodríguez Larreta de Jefe de Gabinete a Capitán”. Melancólico, concluyó diciendo: “Y pensar que entré al mundo del fútbol simplemente porque escuché que Boca se había convertido en un cabaret”.
El Jefe de Gabinete abrió la reunión con los periodistas mostrando su predisposición a responder todas las preguntas, y afirmando “Soy todo oídos”. El primer descargo del funcionario fue que “Para ser Franco, el tema de las escuchas lo empezó mi papá”. Esta práctica paterna, según su declaración, se remontaba a muchos años atrás. “Es triste admitirlo, pero nunca fuimos muy comunicativos en mi familia. Además, mi papá pasaba mucho tiempo fuera de casa, como él solía decir, ‘Jugando al Monopoly, pero de verdad’”. Según Macri, en esa época se iniciaron las escuchas de su padre. “Entonces papá, como haría cualquier padre preocupado por sus hijos, instaló micrófonos ocultos en nuestras habitaciones para saber en qué andábamos, sin necesidad de charlas incómodas y sin siquiera tener que estar en casa”.
El Jefe de Gabinete prosiguió su relato diciendo que “La experiencia fue tan positiva que, para la siguiente Navidad, papá nos regaló micrófonos a todos. De esa forma empezamos a escucharnos ilegalmente unos a otros, lo cual nos unió mucho como familia”. Macri ponderó la actitud de su padre. “Por ejemplo, cuando entré en la pubertad, nunca tuve con papá una charla sobre sexo. Sin embargo, una mañana en que mamá se había ido a su curso de ikebana, escuché a papá a través de mi micrófono oculto en su habitación mientras decía ‘¡Dejá ese plumero y vení para acá!’”.
El Jefe de Gobierno reconoció sin embargo que, más adelante, las escuchas afectaron negativamente la relación con su padre. “Hace un tiempo capté una conversación de papá donde decía ‘No voy a permitir que un parásito en mi familia se quede con el imperio que tanto me costó construir’. Inmediatamente fui a increparlo y a decirle que no podía creer que pensara eso de mí”. Claramente conmovido por el recuerdo de ese diálogo con su padre, Macri aclaró que “Ahí papá me dijo que, al menos en esa conversación en particular, se estaba refiriendo al esposo de mi hermana”. Macri admite haber aprendido ese día una importante lección. “Mi consejo es que todos hagan las escuchas ilegales que quieran, pero procuren captar las conversaciones completas para no sacar conclusiones fuera de contexto”.
Sobre sus propias escuchas a miembros de la oposición, Macri sostuvo que nunca buscó hacer espionaje político. “La primera escucha fue a un diputado peronista. Prefiero no dar su nombre porque, como verán, su conducta fue más que reprochable. Este señor pasó un mediodía por el bloque del PRO y comentó entusiasmado que había comido en una pizzería buenísima y a muy buen precio. Nuestros congresistas le pidieron el nombre y la dirección, porque en el PRO nos encanta comer pizza. Pero el supuestamente honorable congresista se negó a revelar esos datos, alegando que, si se corre la voz, la pizzería se iba a llenar y que iba a subir el precio de la napolitana, su favorita”. El tono de Macri se endureció. “En ese momento pensé: ‘Ah, bueno, si querés jugar duro, vamos a jugar duro’. Y le planté un micrófono, hasta que en una charla de celular con un amigo se le filtró el nombre de la pizzería”.
Macri se mostró dolido por la reacción pública tras la difusión de sus escuchas ilegales, y sentenció que “todos se quejan de que los Kirchner son cerrados y no escuchan a nadie, pero cuando yo trato de hacer lo contrario, se me tiran a la yugular”. Macri también tuvo palabras sobre la actuación de los jueces. “Es demasiado sugestivo que cada vez que hago algo ilegal, la justicia me quiere iniciar una causa”, expresó con sorna y levantando y bajando repetidamente sus cejas. Tras lo cual agregó: “¿Es que los jueces no tienen nada que hacer?¿No deberían acaso estar ocupándose de los baches, las inundaciones y el caos del tránsito?”
El Jefe de Gobierno cerró su exposición ante la prensa desestimando las críticas a su gestión. “Es muy difícil gobernar en estas condiciones. Mi experiencia de gestión viene de trabajar en Boca Juniors. Pero la Constitución porteña me prohíbe tener 11 ministros y cambiar el título de Rodríguez Larreta de Jefe de Gabinete a Capitán”. Melancólico, concluyó diciendo: “Y pensar que entré al mundo del fútbol simplemente porque escuché que Boca se había convertido en un cabaret”.